Amor, deseo y no viceversa. El amor depende del deseo, pero el deseo
no depende del amor.
Es poco habitual que alguien se enamore de una persona a la
que no se desea, porque desde el principio el deseo suele ser la mecha que
enciende el fuego del amor. Existe un tipo de amor que no va asociado al deseo:
el amor hacia un amigo, a una madre, un hermano, etc. pero es precisamente el
deseo lo que diferencia el amor romántico de aquellos otros. Incluso en esta
era de la tecnología que hace posible que dos persones que jamás se ha visto se
"enamoren", ambos sienten un deseo físico. El amor es en gran medida
atracción.
Por el contrario, es perfectamente posible (además de
natural) desear a otras personas, incluso cuando se ama a otra. De no ser así,
la fidelidad no tendría ningún mérito. El amor no es menos válido por sentirse
atraído por personas diferentes a la amada; es, de hecho, más fuerte cuando
pese a ese deseo se tiene claro que el amor hacia una persona prevalece. En
todo lo mencionado hasta ahora, se da por hecho que se tiene una relación con
la persona a la que se ama, pero que el amor no inhibe o limita el deseo es más
evidente cuando se toma el ejemplo de un amor no correspondido. ¿Deja el
desdichado de desear a mujeres u hombres atractivos y se ve privado de cualquier
placer carnal por su falta de apetito sexual? El deseo va siempre por libre
La gente suele proclamar a los cuatro vientos que el sexo es
mejor cuando hay amor (aquellos que se permiten hablar de sexo), pero es una
aserveración estúpida que no lleva más de 10 segundos de razonamiento rechazar.
El sexo con un desconocido puede ser tan satisfactorio como la primera vez que
se hace el amor con una persona de la que estás locamente enamorado.
Lógicamente el segundo caso se espera con más ansias que el primero, que suele
ser inesperado; pero es, en mi opinión, la confianza y no el amor lo que marca
la diferencia. El desconocido probablemente esté más interesado en recibir
placer que en darlo, y aunque no fuese así, tampoco conocería las preferencias
de la otra persona y estaría demasiado avergonzado de preguntar. En el caso de
la primera vez de los enamorados (no la pérdida de la virginidad, si no la
primera ocasión en la que tienen sexo entre ellos) seguramente pase exactamente
lo mismo que en el caso del desconocido, con la excepción de la prioridad de
obtener placer sobre darlo, y por ello las dos experiencias sean igualmente
insatisfactorias. Es la confianza, que suele ser inexistente en la primera vez,
lo que hace que un encuentro sexual sea memorable. La confianza para estar
desnudos centrándose en el placer y no en los complejos, la confianza para
preguntar si se tienen dudas y para decir lo que nos gusta y lo que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario