domingo, 27 de junio de 2010

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La magia del primer amor consiste en nuestra ignorancia de que pueda tener fin.
 La frase de arriba la dijo un estadista inglés, y no pudo estar más acertado el hombre. Supongo que la esperanza de que dure para siempre es algo propio de todas las relaciones, pero en el primer amor no solo está la esperanza sino también la firme convicción de que es totalmente posible. Generalmente no lo es.
De esperanza vive el hombre.
Eso lo digo yo, totalmente convencida de ello. Supongo que habreís oído la historia de Pandora, sino menudos incultos he traido a este mundo. Es una historia que odio, porque además de culpar a la mujer de traer al mundo todos los males, esta la contradicción de que junto a todos ellos se encontrara en el cofre la esperanza. Yo prefiero una fábula de Esopo: ''Encerró Zeus todos los bienes en un tonel, dejándolo entre las manos de un hombre. Este hombre, que era un curioso, levantó la tapa del tonel porque quería saber lo que había dentro, y al hacerlo, todos los bienes volaron hacia los dioses, menos la Esperanza.''
No sé a vosotros pero a mí me gusta mucho más esta versión no modificada por la mentalidad medieval. La esperanza es el motor que nos mueve, a cada acción le acompaña la esperanza de una consecuencia determinda. Sin embargo, como todo tiene sus contras. Yo soy de esas que, pesimistas en apariencia, se aferran a cualquier rayo de esperanza con uñas y dientes. Pero, a veces, hay que decir "hasta aquí he llegado". Una cosa es ser luchadora y otra diferente ser masoca. (no sé como he puesto el subrayado y por lo tanto tampoco sé quitarlo)
Luchar por causas perdidas solo trae derrotas adicionales.
Otra de las mías :D, se ha ido solo.

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